La naturaleza nos brinda magnificencias increíblemente bellas, sensibles y poderosas. Justamente poder observarlos con atención plena, también es un acto de mindfulness aunque parezca mentira. ¿Por qué? Porque al hacerlo estamos enfocando nuestra atención consciente y voluntaria en ellas. No la estamos mirando sin mirar, sino con atención plena, observando los detalles, descubriendo los detalles como si fuera la primera vez que los observamos.
Un árbol, su follaje, como se menea con el viento, su sombra, el río, su corriente irrefrenable, la brisa que nos toca y el sol que nos ilumina y da calor. Sentir todo eso y mucho más, sin juzgar… Eso es mindfulness, es estar en el aquí y ahora, es estar presente en nuestro presente como observadores, vivenciando momento a momento las escenas y los actores de esta obra maravillosa que se llama vida…
Te propongo un ejercicio. Ahora siéntate en ese banco junto al río. Reposa cómodamente tu cuerpo. Relajate unos instantes. Cierra los ojos. Respira hondo. Siente como el aire entra en tus pulmones. Siente como da vida a tu cuerpo, mente y alma.
Olvida las preocupaciones por unos minutos. Concentrate con atención en tu respiración. No la controles, sólo prestale atención, observala y sientela. Una y otra vez. Ahora, siente tu cuerpo, cada parte de él. Sin juzgar si está bien o está mal. Recorrelo parte por parte, observandolo, sin juzgarlo, sin criticarlo.
Después de un rato, presta atención plena a los sonidos del ambiente. El follaje de los árboles. El fluir del agua en el río. Algunos niños bañándose en él con alegría. Escucha como lo disfrutan. Escucha con tus ojos cerrados con atención. Sientelo. Disfrútalo. Es la vida que te rodea.
Vamos un poco más allá. Percibe cómo todo está conectado. Tomate un tiempo para eso. ¿Percibes la conexión sutil? El río. Los árboles. El sol. Los niños. El banco. La brisa. Todo es parte de ti. Todo está conectado sutilmente. Tu eres otro actor que ahora está en el rol de observador y de capturar la esencia de esa realidad que te rodea. Tu esencia.
Ahora, imagina elevarte por encima del follaje de esos árboles y observar todo ese escenario en su conjunto. Sin juzgar. Deja que te sorprenda. Déjate llevar. Mantente así por un rato, disfrutando la sensación de este estado de tu ser. De este estado de unidad con la naturaleza.
Luego cuando lo sientas, empieza a bajar. A volver lentamente. Tranquilamente. Reposadamente. Vuelve a sentir nuevamente la atención sobre tu respiración. Quédate así un rato más. El tiempo que necesites, no hay apuro. Luego ve abriendo los ojos nuevamente, manteniendo la paz interior que está experiencia te ha dejado…
Y si así lo deseas puedes tomar una hoja, un cuaderno y describir toda ti experiencia, tus sensaciones, tus percepciones, tus emociones, todo lo que creas necesario.
Este ejercicio puede hacerse en cualquier lugar al aire libre, despejado, preferentemente con verde, pero cualquier lugar es bueno si así lo sentimos. Es una forma de conectarnos con la naturaleza y por ende con nosotros mismos y nuestra esencia.
Gracias…